Mujeres instrumentistas
En la historia del jazz (aunque no en el blues, ni en el soul, ni en el
funky) las mujeres cantantes predominan sobre los hombres, su voz es su instrumento. Ha habido voces masculinas muy importantes -aprovecharemos para homenajear al recientemente fallecido
Al Jarreau- como
Frank Sinatra (la voz por antonomasia), e instrumentistas masculinos que cantan muy bien (
Louis Armstrong,
Fast Waller,
Nat King Cole,
Chet Baker…). Pero han sido sobre todo las mujeres las que han llevado “
la voz cantante”. Aunque muchas no tenían una gran formación teórica, algunas supieron sin embargo apoyarse en su enorme talento y cualidades innatas, como
Ella Fitzerald, y otras trascendieron su tesitura de voz limitada con una capacidad de transmitir inigualable, como
Billie Holliday. Pero también las hubo con una sólida formación musical académica como
Sarah Vaughan, capaces de hablar de tú a tú con los músicos más vanguardistas de su época.
Por el contrario pocas mujeres, aunque notables, han sido reconocidas hasta hace poco por el dominio de un instrumentos propiamente dichos o liderando revoluciones jazzísticas. Lo que quizá sea injusto por parte de los historiadores del jazz, pues ha habido bastantes mujeres muy buenas instrumentistas, a menudo también cantantes e incluso en la era del
swing estuvieron de moda importantes orquestas exclusivamente femeninas. No hay que olvidar que ya en los comienzos del jazz había notables mujeres pianistas, como
Lillian Hardin, pianista de la
Creole Jazz Band de
King Oliver, con la que se casó
Louis Armstrong en 1924. Ha habido bastantes más mujeres pianistas, la más importante es
Mary Lou Williams, en activo durante muchas décadas y capaz de adaptarse a los cambios que introdujo el jazz moderno.
Jutta Hipp fue una pintora y pianista alemana que se trasladó a Nueva York, llegando a grabar en el estudio de
Rudy Van Gelder (
Blue Note) con el saxofonista
Zoot Sims.
Eliane Elias es una pianista y cantante brasileña reconocida mundialmente. Otra cantante y pianista importante, orientada sobre todo hacia el
blues y que gozó de gran reconocimiento popular fue
Nina Simone. En el momento actual
Diana Krall ha acercado el jazz a públicos muy amplios, consiguiendo ventas millonarias con su piano y su voz.
A la batería no podemos dejar de mencionar a
Viola Smith, el caso quizá más longevo de la historia del jazz, que todavía coge las baquetas con 104 años.
En la trompeta, la agitada vida de
Valaida Snow, además cantante, bailarina y multiinstrumentista, ha merecido un monográfico en la serie de comics con discos
Bande Dessinée Music. Nacida en USA, tuvo un reconocimiento importante en el Paris de entreguerras.
Al violín tenemos que señalar la importancia de
Regina Carter, tanto en música clásica como en el jazz. Igualmente
Maureen Choi es una violinista estadounidense afincada en Madrid y habitual de la escena jazzística nacional.
En el contrabajo –y también voz- destaca
Esperanza Spalding, ganadora de un
Grammy y música invitada en varias ceremonias de
Barack Obama. Contrabajistas son también las catalanas
Gemma Abrié, que también canta, y
Giulia Valle, una de las músicas más creativas y potentes de la escena actual. Además tenemos a la muy joven
Magalí Datzira, también contrabajista y cantante, que acompaña en esta ocasión a
Eva Fernández.
Las nuevas generaciones de
jazzwomen dominando los instrumentos de viento son deslumbrantes: la jovencísima
Andrea Motis a la trompeta y voz es ya una figura internacional, junto con su a veces compañera en los escenarios
Eva Fernández. Esta saxofonista tiene además un magnífico dominio de la voz, y es un ejemplo de cómo los instrumentos musicales –particularmente el saxofón- y la voz humana se han influido mutuamente en el jazz, de ahí lo del “fraseo jazzístico”.
Lester Young y Billie Holiday, por ejemplo. Vamos a tener la suerte de escuchar a
Eva Fernández Group en Soria, al haber sido seleccionados este año entre cientos, dentro del circuito
Girando por Salas.
Por nuestra parte, echando la vista atrás, recordamos en los conciertos de ‘
En ViBop’ a excelentes pianistas como
Elisabeth Raspall y
Michelle Faber o bateristas como
Allison Miller. En el futuro esperamos como en esta ocasión escuchar a muchas más mujeres instrumentistas, cantando o sin cantar. Como ya dijimos en anteriores textos, la creatividad musical y el dominio de los instrumentos en el jazz no dependen del color de la piel. Ahora añadimos que el talento musical, por supuesto, tampoco depende del sexo de los músicos. La nueva generación de músicos es muy numerosa y viene sobradamente preparada, pero hace falta que las instituciones y la sociedad estén a la altura, unos apoyando, otros saliendo de casa frecuentemente a escuchar, a escuchar de verdad, buena música en directo, pagando por ello, comprando discos, aprendiendo y disfrutando de estas
delicatessen que en ‘
En ViBop’ servimos en bandeja. Hace falta una revolución que haga a esta gastronomía espiritual imprescindible en nuestras vidas.
Libro
American women in jazz.Sally Placksin, 1982
Enlaces de interés:http://www.jazzitis.com/articulos/la-mujer-jazz/